TERTULIAS DE CAFÉ MAXIMIALIANO PÉREZ


“Cuando de comer desechos digestivos se trate, asumiré la penitencia con dignidad”. ¡Ojalá y alcance para todos!

Máxima (adecentada) tomada del texto de una correspondencia, en despedida terrenal de un abogado de profesión… intelectual de nacimiento. Por previsión debo pensar qué: “Menos mal que dentro de mi brutalidad” (frase de la madre de un hermano espiritual), “presumo”, que el camino de la desolación patria, está trazado; los números estadísticos así lo vaticinan. “Supuestamente”, el país, en lo que ha comida para el pueblo se refiere, se está abasteciendo con importaciones que crecen de manera exponencial, como consecuencia directa de la improductividad pero, además de lo que podría denominarse la entrega de nuestra soberanía alimentaria, el accionar de algunas políticas económicas podrían anunciar la sistemática destrucción del parque industrial, en rubros que, por siglos, habían líderizado la optimización del desarrollo venezolano. “El arrancar de raíz la torrefacción de café de la dirección de quienes, “con la experiencia acumulada por generaciones”, lograron la preferencia de los consumidores, y reconocimientos mundiales por la inobjetable calidad de su producto, es el mejor ejemplo de la confiscación del éxito”. “Apócrifamente”, se podría definir, en el mejor de los casos, como una evidente manipulación del verdadero concepto de la propiedad. A pesar de que “somos un Imperio Petrolero”, las distorsiones que están destruyendo nuestra economía hacen que, mientras el mundo productivo comienza a salir de la recesión, nosotros apenas entramos a ella. Los resultados, económicos y sociales, según los análisis efectuados, indican que lo más grave está en la destrucción de las bases fundamentales de una idónea administración: La planificación, la ejecución, la supervisión y el control… en el Toque de Queda impuesto por la delincuencia. “Se dice que tenemos un proyecto de país que se irá construyendo en el camino”. ¿Cómo vaya viniendo vamos viendo?

Hazle saber al infeliz que llora/ Que para cada noche hay una estrella/ Y para cada sombra/ Hay una aurora…